El atractivo del material popular

En los mercadillos de Navidad es habitual encontrar bonsáis a precios muy asequibles. A primera vista pueden parecer poco prometedoras: troncos rectos, ramas desordenadas o cicatrices visibles. Sin embargo, con técnica y visión es posible convertir este material económico en bonsáis llenos de carácter. La clave está en saber observar y detectar el potencial oculto en cada ejemplar.

Primeros pasos: evaluar el árbol

Antes de comenzar cualquier trabajo, conviene analizar el material:

• La base y el nebari: un buen arranque del tronco puede ser el punto fuerte del árbol.
• El tronco: aunque sea recto o cilíndrico, puede trabajarse con madera muerta o torsiones para ganar movimiento.
• Las ramas: incluso si están largas o mal colocadas, se pueden podar, alambrar o sustituir por brotes nuevos.
• Cicatrices y tocones: lejos de ser un defecto, pueden convertirse en gines o sharis que aporten naturalidad.

Poda inicial y limpieza

El primer trabajo consiste en eliminar ramas sobrantes y ordenar la estructura básica.

• Se quitan chupones y ramas que crecen hacia dentro.
• Se conservan las ramas más finas y con mejor orientación.
• Se limpian las hojas viejas y se preparan los brotes para la siguiente temporada.

Este paso es fundamental para que el árbol empiece a mostrar una silueta clara y equilibrada.

Alambrado y formación

Una vez podado, llega el momento de alambrar. El alambrado permite orientar los brotes hacia el exterior y dar movimiento a las ramas.

• El alambre debe colocarse suelto, evitando que se clave en la corteza.
• Las ramas principales se bajan o se abren en abanico para crear volumen.
• Los brotes más largos se dejan crecer para ganar fuerza y cerrar cicatrices.

Con este trabajo, el árbol empieza a adquirir la forma de un bonsái, aunque todavía esté en una fase inicial.

Trabajo de madera muerta

En muchos materiales de mercadillo aparecen cortes de poda o tocones gruesos. En lugar de ocultarlos, se pueden transformar en elementos de diseño:

• Gines: ramas secas convertidas en puntas desgarradas que aportan dramatismo.
• Sharis: zonas descortezadas que muestran la madera interior y transmiten vejez.
• Ahuecados: vaciar partes del tronco para dar profundidad y misterio.

Estas técnicas, realizadas con formones, gubias o incluso fuego y cepillos, convierten defectos en virtudes estéticas.

El valor de la paciencia

Transformar un bonsái económico no es un trabajo de un solo día. Es un proceso que requiere tiempo:

• Dejar crecer ramas para engordar bases.
• Pinzar brotes para ramificar.
• Revisar alambres y recolocar ramas cada temporada.

La paciencia es la mejor herramienta para que un material sencillo se convierta en un bonsái con historia.

Resultado: un bonsái con carácter

Lo que comenzó como un árbol barato de mercadillo se convierte, tras poda, alambrado y trabajo de madera muerta, en un bonsái lleno de personalidad. Cada cicatriz cuenta una historia, cada rama se orienta con intención y el conjunto transmite equilibrio y naturalidad.