Cómo doblé un pino imposible: La técnica secreta del Pinus Sylvestris

“En este vídeo, David Benavente muestra cómo transformar un Pinus Sylvestris aparentemente imposible en bonsái. Con técnicas de torsión, tensores, broca y protección de ramas, aprenderás a doblar madera difícil y crear un diseño coherente. Una guía práctica para quienes buscan superar retos extremos en bonsái.”

El reto inicial

Este pino silvestre era, sin duda, uno de los árboles más complicados de modelar en mi jardín. Sus ramas largas, cruzadas y desordenadas hacían que el diseño pareciera imposible. Sin embargo, con paciencia y técnica, se puede transformar incluso el material más difícil en un bonsái lleno de carácter.

Preparación del árbol

En primer lugar, envolví las ramas con trapos húmedos y plástico para mantener la humedad y facilitar la torsión. Esta protección es esencial cuando trabajamos con madera que presenta saris o zonas muertas, ya que ayuda a que las fibras cedan sin romperse.

Además, antes de doblar, es importante limpiar la madera y descubrir qué partes están vivas y cuáles secas. De este modo, podemos reducir volumen en las zonas muertas y aprovechar mejor las ramas útiles.

Técnicas de doblado extremo

Para conseguir curvas imposibles en ramas gruesas, utilicé varias técnicas combinadas:

  • Tensores y alambres: permiten bajar y levantar ramas con control.

  • Broca y formón: al quitar materia en puntos estratégicos, la rama se vuelve más flexible.

  • Protección con cinta y manguera: evita que las fibras se desgarren durante la torsión.

  • Jack o varilla roscada: facilita giros controlados cuando la fuerza manual no es suficiente.

Gracias a estas técnicas, logré desplazar ramas pesadas sin que se rompieran, creando nuevas líneas de diseño.

La importancia de la estructura

El objetivo no era terminar el bonsái en un solo día, sino preparar un prebonsái con formas básicas y coherentes. De esta manera, el árbol queda listo para futuros trabajos más finos, como el alambrado de brotes y la definición de la copa.

Por otro lado, al mantener algunos gines y trabajar la madera muerta, el diseño gana naturalidad y cuenta una historia: cicatrices que parecen fruto de tormentas y un tronco que transmite fuerza y resistencia.

Resultado y próximos pasos

Finalmente, el pino dejó de ser un caos de ramas cruzadas para convertirse en un árbol con una estructura clara. La rama principal se convirtió en la continuación del tronco, mientras que otras se recolocaron para dar equilibrio.

Aunque todavía queda trabajo de detalle, el resultado demuestra que incluso un pino imposible puede transformarse con técnica, paciencia y visión estética.