
Hola, amigos.
Para hoy traigo un Itoigawa, un prebonsái cultivado en el suelo para después transformarlo en un bonsái de calidad.
Voy a trabajar uno de estos ejemplares que tengo por aquí, y os lo voy a mostrar paso a paso.
El trabajo de hoy consiste en definir la vena viva y elegir la línea del tronco. Será la base del futuro árbol, el esqueleto sobre el que crecerá con los años. Aunque el diseño final llevará tiempo, este primer paso es esencial. Así que, si os apetece verlo y aprender cómo hacerlo, quedaros conmigo.
Antes de empezar: las herramientas adecuadas
Cuando empezáis a valorar la compra de herramientas, seguro que os pasa como a muchos: miráis foros, webs, marcas japonesas, chinas, y al final acabáis con un lío tremendo.
Si entráis en mi web, davidbenavente.com, veréis las herramientas que realmente uso yo en mi trabajo diario.
No hay 200 modelos distintos, ni un catálogo infinito. Solo las que encontraríais si abrierais mi propio estuche de herramientas.
Así que, si no queréis complicaros y queréis ir a tiro hecho, echadle un vistazo a la web y acertaréis seguro.
Primer paso: definir la vena viva y estudiar el árbol
El objetivo del trabajo es definir la vena viva dentro de las opciones que ofrece el tronco y decidir qué parte se quedará viva y qué se convertirá en madera muerta.
Normalmente, en este tipo de trabajos se elimina entre un 50 % y un 90 % del material.
Un junípero necesita madera muerta; es parte de su carácter.
Antes de cortar o pelar nada, hay que estudiar bien el árbol.
Observar por dónde van las venas, qué zonas están secas y qué partes siguen activas.
Yo empiezo limpiando con un palillo metálico y el descortezador, retirando poco a poco la corteza muerta para ver mejor la estructura.
El descortezador que uso está disponible en la web por 9,99 €.
Aunque sea económico, corta de maravilla y es perfecto para este tipo de trabajos generales.
Cómo seguir la vena sin cortarla
Una vez que tenemos el tronco limpio, marcamos el recorrido de la vena con un rotulador o una herramienta roma.
Siempre conviene comprobarlo levantando ligeramente la corteza y tirando de ella para asegurarse de que no cambia de dirección.
Si cruzáis la vena por error, cortáis el flujo de savia y el árbol puede morir.
Por eso, paciencia y precisión.
Después, con la cuchilla, hago una primera marca delimitando lo que será la vena viva y lo que se eliminará.
A partir de ahí, voy tirando poco a poco de la corteza seca, sin forzar, siguiendo siempre la línea natural del árbol.
Trucos prácticos para trabajar cómodo
Hay zonas difíciles de alcanzar. En esos casos uso un pequeño taco de madera para apoyar el árbol y cambiar su posición.
Así puedo acceder a los laterales sin retorcerme.
También utilizo una herramienta diseñada por Andrés Bicocca, ideal para levantar hebras de madera con comodidad y sacar esas líneas naturales que dan relieve al tronco.
Si le dedicáis tiempo y veis los vídeos explicativos, enseguida le cogeréis el truco.
Pintar la vena: el método inverso
En lugar de pintar el shari (la zona muerta), lo que hago es pintar la vena viva, definiendo su anchura y recorrido.
Así sé exactamente qué parte conservar y cuál convertiré en madera seca.
Este método es mucho más preciso y evita dejar demasiada corteza o saris mal definidos.
Como consejo, observad las líneas de la corteza: os indicarán hacia dónde se mueve la vena.
Decidiendo la forma final
Una vez definida la vena, toca pensar en el diseño del árbol.
El Itoigawa que estoy trabajando tiene dos troncos principales con mucho movimiento.
Podría hacer un bonsái grande, pero prefiero reducirlo drásticamente y lograr un árbol más compacto y expresivo.
Aun así, antes de cortar, estudio si me conviene mantener alguna rama baja para crear la futura copa.
A veces inclinar un poco el árbol cambia por completo la composición y ayuda a conseguir un diseño más equilibrado.
Trabajando el jin y el shari
Empiezo pelando la corteza de las zonas que quiero convertir en madera muerta.
Con la tenacilla y la podadora especial para madera (no la de corte habitual), voy creando los jin y dando forma a los shari.
La idea es dar conicidad, afinar la parte superior y dejar que el grosor aumente de forma natural hacia la base.
También trabajo las curvas exteriores para crear esos filos y relieves típicos de las coníferas, imitando el efecto del viento y el paso del tiempo.
Chorro de arena y acabado de la madera
Una vez esculpida la madera, el siguiente paso será el chorro de arena o sandblasting.
Este proceso limpia las virutas y resalta la textura, dándole al tronco un aspecto más natural y envejecido.
De momento, he avanzado mucho solo con herramientas manuales, pero el chorro de arena lleva el acabado a otro nivel.
Limpieza y preparación para el alambrado
Antes de alambrar, limpio todas las ramitas secas.
Dejo algunas solo para mantener circulación de savia, por si acaso brotan más adelante.
Quito las ramas más débiles o sin futuro, dejando espacio para que entre bien la luz y el aire.
El alambrado: creando el esqueleto
Ya lo tengo alambrado.
He puesto más alambres de los que pensaba al principio, pero así podéis verlo mejor en el vídeo.
No he cortado puntas para no restarle vigor al junípero.
Recordad: nunca despuntéis los Itoigawa si queréis mantener su fuerza.
El alambrado me permite abrir las ramas, formar el esqueleto del árbol y asegurar que todas reciban sol.
De momento, no he reducido el tamaño final, porque necesito mantener ciertas venas vivas.
Planes futuros para el árbol
Si los brotes traseros que tiene pegados al tronco se desarrollan bien, en el futuro podré reducir el tamaño y transformar parte del tronco superior en jin.
Así el árbol ganará carácter y compacidad.
También existe la posibilidad de cambiar el frente, ya que por un lado la vena y los jin quedan especialmente bonitos.
Eso lo decidiré más adelante, según evolucione.
Para ayudarle a recuperarse del trabajo fuerte de hoy, le aplicaré Aminolón 40, un aminoácido antiestrés ideal tras las podas intensas.
Y ahora, solo queda cuidarlo y dejar que el tiempo haga su parte.
Conclusión
Ha sido un trabajo intenso, de esos que requieren paciencia, precisión y muchas horas de taller.
El árbol todavía tiene camino por delante, pero la base ya está clara: vena viva definida, madera trabajada y estructura formada.
Nos vemos el próximo sábado con un nuevo vídeo.
Ya sabéis, podéis visitar davidbenavente.com para ver las herramientas y dejar vuestros comentarios.
¡Gracias por acompañarme y hasta el sábado que viene! 🌿
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